La ley de la atracción, ¿Verdad..?

Desde hace muchos años, hemos venimos escuchando sobre “la ley de la atracción” y lo aparentemente fácil de tener todo y cuando deseamos. La teoría nos expone que nuestros pensamientos o deseos, de manera consciente o inconsciente, influyen de forma directa sobre nuestras vidas, siendo esto capaz de atraer una vibración energética determinada que materializa nuestros pensamientos o deseos.

¿Realmente es así?

…Yo diría que esa información como mucha de la que nos llegan en estos tiempos es incierta, mal interpretada e incompleta. Aunque es cierto que, desde el cristianismo pasando por el budismo, hinduismo, esoterismo y muchas otras vertientes espirituales, por no decir todas, nos ha instruido sobre la importancia de enfocarnos en lo que deseamos y de cuidar lo que tenemos en nuestra razón y corazón, pues tiene la capacidad de materializarse. Como bien podemos observar, tanto en el principio Hiudu, del Karma: “Yad Bhavam Tad Bhavati” (te conviertes en lo que piensas), como en lo predicado por Buda: “Todo lo que somos es el resultado de lo que hemos pensado.”, o en los versículos bíblicos: Mat 12:37 “porque por tus palabras serás justificado y por tus palabras serás condenado.” o Mat 7:8 “Porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama a la puerta, se le abre”, entre otros textos. Por mencionar solo algunos, que referencian el hecho de nuestra capacidad humana de obtener lo que deseamos, al contemplar como posible y expresarlo. La realidad es que al llevar esto a la práctica resulta en un Fiasco, ¿…o no ha sido así? ¿Cuántos de ustedes, han intentado con mucha fuerza, enfocar sus pensamientos, verbalizándolos con contundencia desde el más profundo deseo y aun así no se han materializado? Que frustración… ¿Verdad?

¿Porqué no logramos materializa nuestros deseo y pensamientos?

Sencillamente porque no es el pensamiento, ni la palabra, ni el deseo lo que materializa. Es la conjugación de estos elementos en un breve instante junto con una emoción de gozo neutro y la certeza espiritual, lo que crea la “magia” de la materialización consciente de la muy mal explicada ley de la atracción. Y sí, solo se necesita un microsegundo de conjugación perfecta de esta amalgama de entre los estados: mental, emocional y espiritual para lograr lo deseado. Pero esto requiere muchísima energía de enfoque para expresarlos y sincretizarlos, y he ahí la dificultad que nuestra realidad humana encuentra. Pues claramente no estamos acostumbrado a vivencial estos tres estados al mismo tiempo y con la misma intensidad. Para adquirir esta capacidad necesitamos tiempo y espacio para conocer estos estados en nosotros mismos y desarrollar nuestras propias e individuales estrategias de sincretización. (Lo que te funciona a ti, no tiene porque funcionarle a el otro).

A estas alturas, entenderán que no les voy a dar la fórmula mágica de la ley de la atracción, pues no existes. Lo que sí les voy a facilitar son pautas para que, a su ritmo y modo, comprendan en que deben enfocarse para así encontrar su propio camino hacia la capacidad de materializar.

Comencemos con lo más sencillo, el manejo del pensamiento. Al ser los pensamientos partes de nuestra razón consciente son bastante fácil reconocerlos y reconducirlos a la vibración que se desea materializar. Solo basta con imaginar lo que se quiere a detalle. Para dominar la nitidez y detalle de nuestros pensamientos es muy bueno establecer el hábito de practicar visualizaciones conscientes. Un método sencillo es tomar tiempo para leer lo que gusten (sea novela, cuento, teatro, etc.) he imaginar con lujo de detalle lo que están leyendo y hasta dibujarlo, sin importar lo bien o mal que se dibuje.

El otro estado a tener en cuenta es mantener una emoción de gozo neutra durante el proceso de mentalización del deseo a materializar. Me explico, la emoción de gozo neutra no es la euforia del disfrute que se obtiene de lo culminado, como podemos leer en muchas mal explicadas técnicas de materialización. Es tipo de emoción eufórica tiene implícita la ansiedad previa a la vivencia del evento. Ósea la euforia del disfrute es la consecuencia de la liberación de tensión acumulada producto de la incertidumbre, y eso no es lo queremos manifestar, dado a que la incertidumbre es producto de la duda. (y la duda no manifiesta) Lo que queremos manifestar es la satisfacción del que es saciado por la plenitud. Eso es el gozo neutro. En otras palabras, no es el clímax, porque el clímax ese el punto justo en donde se suelta la tensión. Es el microespacio posterior de este clímax; ósea el abandono al éxtasis desde la saciedad. (Por eso el acto sexual se utiliza en muchas prácticas esotéricas, como potenciador de manifestación mágica, pero bueno eso es harina de otro costal) Para que tengan un poco más clara la emoción del gozo neutro, este es la sensación o saciedad que llega justo después de haber terminado de comer o al terminar una meditación.

Una buena forma para identificar la emoción del gozo neutro es exactamente observar las reacciones de su cuerpo y lo que experimentan emocionalmente luego de haber hecho las actividades antes mencionadas para así poder replicar esta sensación al momento que se este llevando un proceso de atracción de manifestación.

Y aunque la reproducción del gozo neutro puede sonar todo un reto, es el acceder a el estado de la certeza espiritual lo que más nos cuesta como individuos. La certeza espiritual no tiene que ver con creencias, religiones o dogmas, esta proviene de ausencia total de duda, es instintiva y no juzga o establece criterios. La certeza espiritual es el reconocer que se es parte y totalidad del todo mismo; por lo que el todo mismo se manifiesta en nosotros, como nosotros nos manifestamos en el todo. (La famosa ley de la correspondencia, lo que es arriba es abajo y lo que es adentro es afuera.) Este estado va mucho más allá de la fe. Pues la fe es la confianza en que un hecho va a acontecer, mientras que la certeza es el instinto que crea el hecho desde la misma contundencia de que el hecho ha acontecido en eterno.

Una forma de entender la certeza espiritual es contemplar el nacimiento de cualquier ser. La primera bocanada de aire es por instinto y no por fe. Y esa es la esencia que se debe tener al trabajar en el desarrollo de la certeza espiritual. Se respira por instinto, como por instinto se manifiesta todo y cuanto se es y el estado de ser o estar incluye los propios pensamientos y deseos. Un buen método para desarrollar la certeza espiritual es la contemplación de cómo los infantes desconocen el límite entre lo real y la fantasía. Todo simplemente es, y en este rango de percepción no existe las mentiras racionales del ego, todo es real, todo es posible y todo se manifiesta.

En fin, que, para tener éxito con la ley de atracción, se necesita mucho más que la convicción de un pensamiento unido a emociones eufóricas y la fe, como nos los han vendido. Les invito a explorar estos tres estados de manera fluida y sin expectativas. Desde el auto descubrimiento y la contemplación. Así como el que va al mar y en él entra, la exceptiva de seguro no es ser mar, aunque la final termine siendo parte del ir y venir de las olas. De seguro como el resultado de este viaje terminaras disfrutando de tu propia ley de atracción.

 

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